Seguro que cuando comenzamos a leer un artículo titulado «alimentación personalizada» ya sabemos por dónde van a ir los tiros. Sabemos que nos van a hablar de la importancia de la personalización en nuestra alimentación no solo para mantener un buen estado de salud, sino incluso también cuando se quiere alcanzar algún objetivo como el aumento o la disminución de peso. Sin embargo, este artículo no va de eso, porque es algo que todos ya tenemos bastante interiorizado y no sería una tendencia en nutrición de este 2024. La alimentación personalizada no es un concepto nuevo que se limita a la simple evaluación de peso y altura para diseñar planes nutricionales. Desde el descubrimiento de la genómica nutricional en 2003, que abarca disciplinas como la nutrigenética y la nutrigenómica, tras la secuenciación completa del genoma humano en el Proyecto Genoma Humano, ha evolucionado significativamente.

Este artículo tratará sobre el avance de la personalización en la forma en la que nos alimentamos, que gracias a la genómica nutricional y a su entendimiento por parte de la población, ha hecho que las personas seamos muy conscientes de la variabilidad interindividual, de que cada persona es única y debe tratarse como tal. Hay que tener en cuenta que esta variabilidad interindividual no solo está determinada por nuestra genética, sino también por nuestros hábitos. La genómica nutricional ha sido el paso previo para que entendamos que somos diferentes, pero ahora sabemos que somos diferentes por muchos más factores que la genética. A continuación, vamos a ver nuevos enfoques que nos permiten lograr una mayor personalización en nuestra alimentación.

La Microbiota Intestinal: un nuevo horizonte en la personalización

 

Aunque la existencia y las funciones que la microbiota desempeña en nuestro organismo son conocidas desde hace décadas, ha sido recientemente, con el avance de las tecnologías de secuenciación genética y la disminución de sus costos, cuando se ha profundizado en su implicación en diferentes áreas, dando paso a conceptos como el eje intestino-cerebro-piel o incluso haciendo referencia al intestino como nuestro «segundo cerebro».

La microbiota intestinal, compuesta por trillones de microorganismos, influye en cómo reaccionamos a los alimentos, cómo los absorbemos y digerimos, y en cómo obtenemos sus propiedades beneficiosas, como los ácidos grasos de cadena corta.

Nuestra alimentación tiene una acción directa sobre nuestra microbiota. Por ejemplo, una dieta rica en fibra promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas que producen ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, el acetato y el propionato, esenciales para la salud intestinal y metabólica. En cambio, una dieta alta en grasas y azúcares refinados puede promover el crecimiento de bacterias patógenas y reducir la diversidad microbiana, lo cual está asociado con un mayor riesgo de enfermedades metabólicas. Además de la dieta, otros factores como nuestro estilo de vida también influyen en nuestra microbiota. Realizar actividad física modula nuestra microbiota, estimulando aquellas bacterias beneficiosas para nuestro organismo. Estudios han demostrado que atletas de élite tienen una mayor diversidad microbiana en comparación con individuos sedentarios.

La simbiosis con la microbiota es crucial para la armonía en nuestro organismo. Bacterias como Bifidobacterium y Lactobacillus ayudan en la digestión de nutrientes y la producción de vitaminas del grupo B y K, además de compuestos antimicrobianos que nos protegen de infecciones. Si esta armonía se rompe, pueden aparecer síntomas como el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal o trastornos metabólicos, que deben ser tratados de forma personalizada.

Entender la composición y función de nuestra microbiota intestinal puede ser interesante a la hora de alimentarnos. No solo permite ajustar la dieta para mejorar la salud intestinal y metabólica, sino que también proporciona una visión holística de cómo interactúan nuestros hábitos alimentarios y de vida con nuestra biología única. A pesar de que aún es pronto, este conocimiento nos permitirá diseñar estrategias nutricionales más precisas y efectivas, mejorando así el bienestar general y el rendimiento físico de manera individualizada.

Monitores Continuos de Glucosa: personalización en tiempo real

 

El avance tecnológico ha impulsado el desarrollo de los monitores continuos de glucosa (CGM), dispositivos que monitorizan la glucosa intersticial en tiempo real, extrapolada con ligeras variaciones a la glucosa sanguínea. Inicialmente diseñados para personas con diabetes para evitar hipo o hiperglucemias, estos dispositivos están siendo adoptados por deportistas y personas sanas. Permiten entender cómo diferentes alimentos afectan los niveles de glucosa en sangre, facilitando ajustes precisos en la dieta para optimizar el bienestar y el rendimiento físico.

Sin embargo, existen limitaciones. La respuesta glucémica a un alimento no solo depende del alimento en sí, sino también de factores como la combinación con otros alimentos y el nivel de estrés. Además del pico de glucosa, es crucial observar la velocidad de su disminución para tomar decisiones dietéticas acertadas. Aunque los CGM están ganando terreno en deportistas de resistencia y ultrafondo, donde mantener niveles energéticos es crítico, la interpretación precisa de los datos sigue siendo un desafío.

Estos dispositivos generan gran cantidad de datos que pueden resultar complejos de interpretar para los usuarios, lo que puede llevar a decisiones subóptimas si no se entienden correctamente. Aunque los monitores de glucosa están aquí para quedarse, todavía se requiere más investigación y educación para su uso generalizado en la población sana.

Metabolómica: decodificando las interacciones bioquímicas

 

La metabolómica es una ciencia emergente que analiza el conjunto de metabolitos presentes en un organismo. Estos metabolitos son pequeñas moléculas involucradas en las reacciones bioquímicas que mantienen nuestras células y tejidos. Al estudiar el perfil metabolómico de un individuo, podemos obtener una visión detallada de su estado de salud y cómo su cuerpo responde a diferentes alimentos. Este enfoque permite personalizar la nutrición a un nivel más profundo, ajustando la dieta no solo en función de la genética y la microbiota, sino también de las interacciones bioquímicas específicas del individuo.

La metabolómica nos proporciona datos críticos sobre cómo ciertos alimentos pueden mejorar el rendimiento deportivo, prevenir enfermedades o mejorar el bienestar general. Este conocimiento permite a los profesionales de la salud diseñar planes de alimentación que optimicen la función metabólica y promuevan una salud óptima.

Medicina personalizada

Biomarcadores sanguíneos: la clave para una nutrición personalizada precisa

 

La monitorización de biomarcadores sanguíneos es otra herramienta poderosa en la nutrición personalizada. Estos biomarcadores incluyen parámetros como los niveles de glucosa, colesterol, vitaminas, minerales y marcadores de inflamación, entre otros. Al monitorear estos biomarcadores, podemos obtener información precisa sobre el estado de salud de un individuo y cómo diferentes intervenciones dietéticas afectan su cuerpo.

Los avances en las tecnologías de análisis de sangre han hecho que estas pruebas sean más accesibles y menos invasivas. Con la información obtenida, los profesionales de la salud pueden ajustar las recomendaciones dietéticas de manera precisa y continua, asegurando que las intervenciones nutricionales sean efectivas y adaptadas a las necesidades únicas de cada persona.

Aplicaciones y herramientas digitales: facilitando la personalización

 

No podemos concluir este artículo sin mencionar la digitalización, que está transformando la personalización de nuestra salud. Herramientas innovadoras como Foodvisor permiten obtener el perfil nutricional y contar calorías de un plato con solo una foto, aunque aún presentan limitaciones notables. ¿Cómo diferenciar un yogur desnatado de uno azucarado solo con una imagen? A pesar de esto, estas herramientas prometen ser ideales para evaluar y ajustar planes nutricionales en el futuro sin necesidad de pesar alimentos.

Además, las aplicaciones de salud, como la de Made of Genes, avanzan hacia un enfoque más personalizado. Esta aplicación ofrece acceso instantáneo a los resultados de análisis genéticos, biomarcadores sanguíneos y hábitos de vida, permitiendo seguir la evolución de esta información con el tiempo. Como hemos visto a lo largo del artículo, centrarse exclusivamente en la genómica nutricional es quedarse a medio camino. Por ello, un enfoque multimodal de la salud es crucial y ha demostrado ser efectivo para optimizar el bienestar personalizado.

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