Uno de los mayores placeres de la vida, indiscutiblemente, es dormir. Es el momento en el cual todas nuestras preocupaciones abandonan nuestra cabeza y podemos desconectar temporalmente de nuestro mundo. Este proceso es necesario para diversas funciones fisiológicas como el desarrollo, la cognición, el rendimiento, la enfermedad y la modulación de respuestas inmunitarias entre otras muchas funciones. Pero… ¿cómo afectan las alteraciones de sueño a nuestra salud?
Debido a todos los beneficios mencionados, podemos afirmar que es una actividad muy importante para nuestra salud. No obstante, hay personas que durante el descanso pueden sufrir interrupciones del mismo, dificultad para realizarlo, duración corta del mismo o sensación de a pesar de haber dormido lo suficiente notarse cansados. Todas estas dificultades a la hora de descansar se presentan generalmente afectando a la duración y calidad del sueño e incluso generando insomnio.
¿Qué importancia tiene cuidar de la duración y calidad del sueño?
Las alteraciones del sueño afectan hasta un 25% de la población actual, llegando a provocar alteraciones tanto en nuestro estado de ánimo como provocando irritabilidad, fatiga y problemas de concentración y memoria. Factores como el estrés crónico, la luz natural a la que estamos expuestos diariamente, las relaciones interpersonales, el consumo de sustancias cómo alcohol o cafeína, e incluso condiciones médicas como alteraciones de la secreción de hormonas tiroideas pueden afectar tanto a la duración como a la calidad del mismo.
Muchas veces se busca el porqué de estos problemas del descanso y se sospecha sobre algunos factores que no siempre son causantes de los mismos. Estudios del genoma han demostrado que existen una serie de genes que son capaces de afectar a esta condición, es decir, no siempre tiene que ser un factor externo ya que dependiendo de la genética podría ser de causa intrínseca. Existen variantes genéticas situadas en genes como BTBD9, capaces de provocar alteraciones en el descanso provocando alteraciones como el síndrome de las piernas inquietas e incluso alteraciones en los ritmos circadianos del individuo.
Muchos profesionales tratan esta condición con suplementos de triptófano (sin verificar los niveles en sangre del aminoácido), una molécula necesaria para la producción de melatonina, hormona clave en la regulación del descanso. Sin embargo, el uso y la efectividad de estos suplementos sigue en debate. Por ello, es más recomendable controlar las horas de descanso del individuo (que estén alrededor de las 7h), factores que afecten a este descanso (luz, ruido) o algún hábito que pueda estar afectando a los ritmos circadianos.
Cabe destacar que lo ideal para estos casos sería realizar una valoración individual para así poder extraer recomendaciones personalizadas ideales para cada caso y no llegar a utilizar suplementación sin motivo alguno ya que no está clara su eficacia además de suponer un gasto económico extra para la persona.
Esto por lo que hace a la calidad y duración del descanso, pero ¿y respecto al insomnio?
El insomnio es aquel trastorno en el cual los individuos destacan la existencia de una dificultad a la hora de dormir. Se encuentra presente aproximadamente entre el 6 y el 10% de la población. Esta condición no sólo impide la realización de un correcto descanso, sino que además es un factor de riesgo para el desarrollo de alteraciones emocionales, ansiedad e incluso abuso de sustancias, factores que afectan significativamente a la salud pública. El insomnio puede ser causado por enfermedades, por causas farmacológicas, mentales e incluso por causas ambientales.
¿La genética tiene algo que decir respecto al insomnio?
La verdad es que sí, según la evidencia científica las alteraciones del sueño y los trastornos de insomnio tiene una altísima heredabilidad (hasta el 40%), destacando la importancia de la genética para esta condición. No obstante, estos números no son válidos para todas las poblaciones debido a su situación geográfica o climática puede condicionar este insomnio.
Además de todos estos factores, la alimentación es uno más a tener en cuenta. Existen nutrientes como el omega-3, el triptófano, magnesio, entre otros, que son capaces de afectar sobre todo a la duración del sueño. Otros factores relacionados con la alimentación, específicamente la obesidad, pueden afectar a esta calidad del sueño llegando a provocar afecciones como el síndrome de apnea nocturna, caracterizado por la interrupción de la respiración durante el sueño y que puede afectar al mismo significativamente.
¿Cómo podemos mejorar el descanso?
Debido a la gran importancia de un buen descanso y a la alta prevalencia de alteraciones del mismo, la OMS desarrolló un documento (mostrado en las referencias) donde menciona una serie de estrategias basadas en intervenciones cognitivo-conductuales, las cuales han demostrado ser una de las mejores herramientas para poder intervenir algunos tipos de alteraciones del sueño. Estas estrategias se basan en ayudar a la persona a tomar conciencia de pensamientos poco precisos e incluso negativos, para que así puedan visualizar situaciones difíciles con mayor facilidad y responder de forma efectiva.
En conclusión, tenemos que ser conscientes que este tipo de alteraciones son bastante comunes en la población y por tanto, pueden afectar a cualquier individuo. Por suerte, existen una serie de estrategias (dependiendo de la alteración) para mejorar esta condición. Sin embargo, antes de tomar ninguna medida deberíamos intentar identificar la causa que provoca esa alteración, intentando conocernos mejor, para luego así poder cuidarnos de una forma ideal y dar solución a los trastornos del sueño que nos afectan.
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