Durante los últimos años el descanso ha ido ganando cada vez más importancia por lo que hace a la salud, hasta tal punto que la Asociación Americana del Corazón ha incluido el descanso como uno de los nuevos pilares fundamentales para mantener una buena salud cardiovascular.

¿Cómo conseguir un descanso de calidad?

Es importante que conozcamos cuales son las bases más importantes a respetar para conseguir un descanso de calidad. Para ello hemos de destacar sus dos características principales: la duración del descanso y la calidad del mismo. La duración del sueño se define como el número de horas que dormimos, y por otra parte, la calidad del sueño se define como la profundidad y capacidad reparadora del descanso.

Pero qué dice la evidencia científica respecto la mayor o menor duración de este descanso, ¿es saludable?

Un grupo de investigadores japoneses y americanos, pertenecientes al Instituto de Medicina del Sueño de Pittsburgh y Universidades de Medicina de Tokyo, Kyoto y Oita, realizaron dos de los estudios más potentes a día de hoy relacionados con la duración del descanso y la salud.

El primer estudio, enfocado a la corta duración del descanso, fué realizado con los datos recopilados de ni más ni menos que 5.171.710 participantes. En este estudio buscaban asociaciones entre una duración del sueño de 6h o menos y la mortalidad, la diabetes mellitus, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades coronarias y la obesidad. Los resultados demostraron que efectivamente el riesgo de sufrir todas las condiciones mencionadas anteriormente incrementaron de forma significativa cuando los participantes presentaban esta corta duración del descanso. Sin embargo, no encontraron ninguna relación dosis-respuesta de la duración del sueño y estos sucesos, bastaba que fuera menor a esas 6h para incrementar ese riesgo.

Conociendo ahora que dormir poco puede estar asociado a estas complicaciones nuestra lógica nos dice que lo mejor será dormir mucho, ¿pero es eso cierto?

Veamos que dice el segundo estudio de este grupo de profesionales, esta vez enfocado a una larga duración del descanso. En este estudio se evaluaron un total de 5.134.036 participantes y se buscaron asociaciones entre aquellos que presentaban una duración del sueño mayor a 9h diarias y la mortalidad, la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares, los infartos, las enfermedades coronarias del corazón y la obesidad. Los resultados también demostraron una asociación fuerte a estos rasgos y no solo eso, sino que además demostraron que en este caso si había relación dosis-respuesta, contra más horas en exceso dormidas, más se incrementaba este riesgo.

insomnio

¿Entonces qué sería lo ideal?

Pues dormir dentro del rango de 7h a 9h que recomiendan las asociaciones por tal de evitar los riesgos asociados tanto al exceso como déficit de este sueño.

No obstante, existen curiosidades que son interesantes de saber asociadas a este descanso. Existen estudios que destacan que las personas con menor duración de este descanso pero una buena calidad del mismo tenían una mayor cantidad de tejido neural además de una mayor persistencia y funcionamiento cognitivo. Sin embargo, esto no los libra de los riesgos anteriormente mencionados.

Por lo que hace a la calidad del descanso, esa sensación de sentirse descansados y con energía para afrontar el día, uno de los estudios científicos más potentes, realizado en 3.340.684 participantes en diversos centros situados en Reino Unido, recalcó que la mala calidad subjetiva del descanso incrementa considerablemente el riesgo de enfermedades coronarias del corazón, un gran riesgo para nuestra salud cardiovascular, pero sin embargo no aumentaba la mortalidad o otras características que si se encontraban asociadas a esa duración del sueño como hemos visto.

Por ello es muy importante conocer todos aquellos factores que afectan especialmente a nuestra calidad del descanso e intentar tenerlas bajo control para asegurar un descanso reparador.

Bienestar emocional

¿Y qué dice la genética?

Finalmente, es importante saber que nuestra genética puede condicionar en gran medida nuestro descanso. Por ejemplo el insomnio de origen genético con un 40% de heredabilidad, e incluso esta duración y calidad de este descanso puede venir condicionada por esta genética y marcarnos una mayor tendencia hacia una mayor o menor duración o una mayor o menor calidad de este descanso y todos los riesgos asociados a los problemas relacionados con el mismo. Conocer este riesgo genético o aspectos como nuestro cronotipo o la tendencia de nuestros ritmos circadianos pueden ayudarnos a mejorar en gran medida el descanso y nuestra salud.

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