La pérdida de peso se ha convertido en un producto de consumo más. La industria de la dieta es un negocio multimillonario que se reinventa constantemente, ideando nuevas formas de comer, aplicaciones, productos y nuevas obsesiones sobre cómo restringir varios grupos de alimentos para bajar unos kilos. ¿El objetivo? Más allá de la grave problemática del estigma, la presión social y el body shaming en torno al peso corporal, la premisa de base es simple: perder peso te ayuda a tener una buena salud.
¿Pero es eso cierto? ¿Las dietas consiguen mejorar tu salud o puedes cuidarte de una forma mejor? Te contamos por qué y cómo romper con esta visión reduccionista del peso y la salud, deshacerte de las dietas y velar por tu salud de manera eficaz y positiva.
Las falsas promesas de las dietas para perder peso
El primer problema que acarrean las dietas es que la mayoría de las personas no logran mantener la pérdida de peso. Pero eso no es todo. Para la mayoría perder peso puede conllevar una gran cantidad de efectos secundarios negativos, cómo la realización de dietas muy restrictivas, el efecto rebote, la aparición de malnutrición o la pérdida de la capacidad para escuchar las señales de hambre y saciedad de nuestro cuerpo. Además, diversos estudios muestran que, a la larga, hacer una dieta rara vez es un método efectivo o fiable para mejorar la salud. El origen de este problema no se encuentra en la fuerza de voluntad, sino en la neurociencia. Como indica la neurocientífica Sandra Aamodt, la adaptación metabólica es una de las diferentes herramientas que usa el cerebro para mantener al cuerpo dentro de un rango de peso, determinado por nuestros genes y experiencia de vida. Cuando al hacer dieta nuestro peso baja de este rango, nuestro cerebro declara un estado de emergencia por falta de energía y utiliza métodos para estabilizarlo. Por ejemplo, quemamos menos calorías, producimos más hormonas que inducen a tener más hambre, y reducimos la influencia del sistema cerebral regulador del peso.Un elevado peso cultural
La pregunta obvia que puede surgirnos es: ¿por qué seguimos intentando bajar de peso mediante dietas si ya sabemos que no funcionan? Porque la cultura de la dieta es un barco sociocultural gigante que cuesta mucho girar. Pero ya ha empezado a hacerlo, y una buena forma de acelerar el proceso es desmentir los mitos sobre la relación entre peso y salud. Cuando tratamos de alejarnos de las dietas, uno de los mayores temores es aumentar o no perder peso. Por eso durante este proceso es crucial desafiar nuestras propias suposiciones sobre salud y peso corporal. Se nos ha dicho en todas las esferas de la sociedad que no estar delgado equivale a una mala salud. Pero, ¿qué hay de verdad en estos supuestos según las investigaciones?El mito de la pérdida de peso y la salud
Empecemos por el principio. Estar delgado no equivale a estar saludable. Las investigaciones no solo muestran que las dietas no funcionan en absoluto o muy poco para mejorar la salud vital. En todos los estudios que tomaron en consideración los hábitos, estos eran un mejor indicador de la salud futura que el tamaño corporal. Es importante entender que la salud es un concepto multifacético y que la perspectiva cultural de poner el exceso de peso como el único condicionante de una mala salud es equivocada. La falta de ejercicio físico, fumar, beber alcohol, una baja ingesta de frutas y verduras, el estrés y la salud mental son factores mucho más relevantes a la hora de predecir problemas graves de salud. Como ves, hay muchas formas de cuidar la salud que no tienen que ver con el peso, sino con las conductas. Una persona con sobrepeso u obesidad que hace ejercicio físico, no fuma y come de forma saludable tiene muchas menos probabilidades de sufrir complicaciones que una persona en las mismas condiciones pero con otros hábitos menos saludables. En definitiva, la salud general de una persona no se puede determinar mirando su cuerpo, pero sí observando sus hábitos.De una mentalidad de dieta a una mentalidad de salud
Así pues, los datos de la investigación sobre la pérdida de peso apuntan a un enfoque radicalmente diferente para una vida saludable. Adoptar una mentalidad de salud y bienestar, creando nuevos hábitos y aprendiendo a cuidar de nuestro cuerpo de la mejor de las maneras, en vez de intentar perder peso sin más, es un buen punto de partida para dejar atrás las dietas. Sin embargo, nos encontramos ante un problema de raíz: no saber por dónde empezar a mejorar los hábitos de forma efectiva. A menudo recurrimos a las dietas o a cualquier consejo por falta de pautas que nos indiquen qué comer, qué tipo de ejercicio físico realizar o cómo cuidarnos en general. La divergencia entre opiniones expertas hace que el cuidado de la salud sea un tema tan controvertido como confuso, provocando que nos sintamos desorientados al intentar llevar un estilo de vida saludable. Todo esto cambia con la salud personalizada.Salud personalizada: ¿el final de las dietas para perder peso?
Lo que funciona para algunas personas no tiene por qué irte bien a ti. Conocer las necesidades únicas de tu cuerpo de acuerdo con marcadores bioquímicos y genéticos te ayuda a entender cómo cambiar tus hábitos para mejorar tu salud a ciencia cierta. Esta información revoluciona y trasciende la forma en que nos cuidamos, y ya es posible acceder a ella con estudios moleculares basados en la información proporcionada por los test de ADN.
Estas pruebas de salud te permiten saber cómo alimentarte y gestionar tu peso de la mejor forma, qué puedes hacer para optimizar tu metabolismo, si tienes intolerancias o hipersensibilidades, o qué tipo de entrenamiento es el más adecuado para ti.
Esto supone un avance abismal en el cuidado de la salud, ya que pasamos de seguir recomendaciones genéricas a recomendaciones personalizadas basadas en hábitos saludables que puedes aplicar fácilmente en tu día a día.