Varios empleos requieren de la realización de turnos de noche como los guardias de seguridad, personal hospitalario, recepcionistas de hoteles, operarios, entre otros. Esto implica una adaptación por parte de las personas a cambiar su horario de sueño, de comidas, de ejercicio y de otras rutinas. 

Sin embargo, ¿sabemos hasta qué punto afectan los turnos de noche a nuestra salud cardiovascular?

El principal impacto de los turnos de noche sobre nuestro organismo se conoce como Cronodisrupción, ¿en qué consiste? La cronodisrupción consiste en la alteración de los ciclos luz/oscuridad, ayuno/comida o despierto/dormido. La cronodisrupción implica el cambio de la secreción de un gran número de hormonas dentro el organismo gran parte de ellas relacionadas con el sistema cardiovascular, pudiendo observar cambios en la presión arterial, la frecuencia cardiaca, los niveles de epinefrina y norepinefrina, la agregación de plaquetas o la respuesta del sistema inmune.

¿Y qué dice la evidencia científica sobre los turnos de noche y la cronodisrupción? 

 

Un estudio que empezó en el 1996 en el sur de Francia decidió realizar un seguimiento a 3.138 trabajadores de 32 a 62 años de diversos sectores durante 20 años, con el objetivo de evaluar si su trabajo podía aumentar su riesgo de mortalidad. Se observaron diversos factores capaces de aumentar la mortalidad como la exposición a ruidos altos durante más de 6 años, trabajar cargando grandes cargas de peso durante al menos 8 años y sobre todo para aquellos trabajadores que realizaban turnos nocturnos aumentando su riesgo de mortalidad hasta x1.5 veces. Incluso metaanálisis recientes, uno de los mayores grados de evidencia científica, destacan también el incremento del riesgo cardiovascular e incluso de cáncer relacionado con los turnos nocturnos.

Con toda esta evidencia científica detrás y un riesgo más que demostrado los investigadores han intentado estudiar las causas y factores que pueden ser modulables y hasta qué punto pueden llegar a beneficiar a este tipo de trabajadores los cuales se encuentran en un riesgo notablemente elevado.

Factores que pueden afectar nuestra salud cardiovascular

 

El primer punto estudiado es el cronotipo. Diversos estudios no han llegado a una conclusión clara sobre la importancia de la adaptación del cronotipo a el riesgo cardiovascular asociado a los diferentes turnos de trabajo. Existen estudios que observan incrementos en la aparición de diabetes tipo 2 y otros que no encuentran relación alguna con ningún factor de riesgo cardiovascular.

El segundo factor a estudiar es la genética. Diversos estudios han indagado sobre qué genes podrían ser realmente importantes para determinar qué personas se encuentran con un riesgo notablemente elevado y cuáles no. El primer estudio realizado en 242,754 participantes observó que la carga genética que estudiaron incrementa especialmente el riesgo cardiovascular sobre todo en las mujeres llegando a casi triplicarse ese riesgo cuando se comparaba con las mujeres con bajo riesgo genético. Para el riesgo genético asociado a los horarios laborales los expertos han utilizado genes relacionados con los ritmos circadianos y el cronotipo como por ejemplo el MTNR1B, PER2, NPAS2, CLOCK o NAT2, entre otros.

Otros factores estudiados para intentar gestionar mejor este riesgo cardiovascular asociado a los turnos de noche son la realización de siestas durante el turno de noche y la reorganización de los horarios de las comidas durante estos turnos.

Por lo que hace al primero existen diversos estudios los cuales destacan que la realización de una siesta de 3h puede reducir el riesgo cardiovascular debido a una mejora en la presión sanguínea en comparación con los trabajadores que no realizaban esta rutina, sin embargo, siendo realistas no todo el mundo podría realizar una siesta de 3h durante un turno de noche, pero sí que cabe destacar que es una medida eficaz. Por otro lado tenemos la reorganización de los horarios de comida en relación a los turnos de noche. Según la evidencia científica podemos observar que no hay cambios significativos en marcadores como las grasas o el azúcar en sangre, sin embargo, sí que encontramos diferencias notables en el peso, uno de los factores más importantes por lo que hace al riesgo cardiovascular.

Un cambio en nuestros hábitos

En conclusión, los riesgos para la salud que se encuentran asociados con los turnos de noche son unos riesgos existentes y que no hay que menospreciar y además existen una serie de medidas que podemos tomar para repercutir sobre el mismo como conocer nuestro riesgo genético, controlar los horarios de comida, realizar siestas durante el turno o buscar otro horario laboral.

 

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