Salud personalizada: un cambio de paradigma

salud-personalizada
Artículo de la serie «Perspectivas sobre Salud Personalizada»

En el artículo anterior de esta serie hemos analizado como el principal escollo que lastra la implementación de la medicina genómica en atención primaria y prevención es la falta de recursos económicos y humanos para “dar la vuelta a la tortilla”. Es decir, los sistemas de salud están tan focalizados al cuidado de las enfermedades, que no quedan recursos para implementar nuevas políticas efectivas de prevención y formación del personal sanitario con nuevas aproximaciones de salud personalizada.

En este artículo veremos como las técnicas moleculares cómo los test de ADN se pueden usar no sólo para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, pero también para el cuidado de la salud de la población en general, así cómo los retos que esto supone.

Salud personalizada: entender la salud y la enfermedad

Hace unas décadas entendíamos la salud como la ausencia de enfermedad. Si no nos duele nada, es que nos encontramos bien. Sin embargo, para las generaciones que han venido después del baby boom esto ya no es así.

Que hoy nos encontremos bien no quiere decir que estemos sanos. Ciertos hábitos de vida modernos cómo la comida rápida, el estrés constante o el sedentarismo, entre otros, perjudican nuestra salud. Aunque los efectos no se manifestarán, con suerte, hasta dentro de varios años.

estudio salud personalizada

El tratamiento de una enfermedad es relativamente simple: se buscan unos síntomas, se diagnostica mediante un protocolo diferencial y se propone un tratamiento que elimine o mitigue el impacto de la enfermedad. Esta aproximación nos puede hacer pensar que existe una “solución mágica” para todo: ¿para qué cuidarme si cuando enfermo me tomaré una pastilla y me pondré bien?

Cómo vimos en el anterior artículo, ejemplificado en el caso de la pandemia de COVID-19, esta aproximación ni es la mejor para nuestro bienestar individual ni es sostenible para el sistema a largo plazo. No es de extrañar pues que cada vez tomemos más conciencia sobre lo que significa “estar sano”.

Evitar el reduccionismo en el cuidado de la salud

Así como una determinada enfermedad sí puede reducirse a un conjunto de factores determinados (por ejemplo, la trisomía del cromosoma X al síndrome de Down), nuestro estado de salud no se puede evaluar con una sola variable. Nuestro organismo es un sistema biológico muy complejo y no podemos atribuir todo a una sola causa, ya sea esta de origen interno, cómo nuestra genética, o externo, cómo nuestra dieta.

Cómo todo sistema complejo, nuestra biología se puede modelar y medir, pero disponer de una foto completa requiere de una aproximación más compleja donde no hay atajos o fórmulas mágicas, sino sólo mucha ciencia que entender y procesar. Y es en estas ciencias, cómo la bioinformática o la biología de sistemas, donde encontramos la respuesta a preguntas complejas que requieren muchas variables para ser efectivas.

Por ejemplo, podemos querer perder peso de cara a la temporada de playa, pero no basta con “dejar de comer” para eso. Profesionales sanitarios, nutricionistas y dietistas no se cansan de avisar sobre la poca eficacia o incluso el peligro que significan para nuestra salud las “dietas milagro”.

estudio salud personalizada

Claro que se puede perder peso muy rápido con estas dietas, pero el efecto general de las mismas sobre nuestro organismo es peor que no hacerlas. Y no me refiero solo al llamado “efecto rebote”, sino al hecho de que eliminar de golpe varios nutrientes en nuestra dieta o alimentación puede afectar a nuestro sistema metabólico y endocrino con efectos sobre la salud mucho más preocupantes que un ligero sobrepeso.

Estudios de salud y nutrigenómica

En contraposición, las dietas nutrigenómicas, acompañadas con un seguimiento de valores bioquímicos mediante una analítica de sangre, nos permiten ajustar nuestros hábitos alimentarios cambiando grupos de alimentos (por ejemplo, macronutrientes cómo los carbohidratos o las grasas) que nuestro cuerpo puede metabolizar mal. De este modo podemos lograr objetivos sostenibles a largo plazo sin necesidad de pasar hambre ni cambiar nuestras costumbres sociales o estilo de vida.

Sin embargo, es fundamental entender que lo que a una persona le funciona a otra le puede resultar perjudicial, y que la única forma de medir estas diferencias individuales es con datos moleculares objetivos.

Los estudios moleculares al servicio de la salud personalizada

Cómo vimos en el primer capítulo de esta serie de artículos, en disciplinas médicas cómo la oncología, el estudio molecular del cáncer es una técnica ya de rutina para la nueva generación de tratamientos personalizados de precisió. Pero, ¿podríamos aplicar estas mismas técnicas al cuidado de la salud?

La respuesta es sí. Podemos usar técnicas y pruebas moleculares para obtener datos objetivos y medibles que nos permitan evaluar y entender nuestro estado de salud presente. Incluso podemos así corregir desviaciones o mejorar determinados hábitos de vida que redunden en nuestra salud general futura. De esta forma, no solo mejoramos nuestra salud y bienestar presente, sino que reducimos la probabilidad de sufrir enfermedades, potenciamos nuestras capacidades físicas y optimizamos nuestro proceso de envejecimiento.

Con esto no lograremos evitar al 100% las enfermedades, pero sí hacer todo lo posible para reducir su impacto. Porque seamos sinceros, a nadie le gusta preocuparse por una probabilidad determinada de sufrir una enfermedad futura que no sabemos si vamos a tener o no, pero a todas las personas nos gusta sentirnos bien cada día.

Y esta es la gran diferencia entre la medicina personalizada o de precisión, que se encarga de curarnos cuando estamos enfermos, y la salud personalizada, que busca evitar que enfermemos y optimizar nuestra salud día a día.

Comparte este post

Sobre el autor...

Más para explorar...