¿A qué se debe la barriga hinchada? ¿La genética tiene que ver?

El malestar digestivo es una condición muy común entre la población actual. Se estima que aproximadamente entre un 11% y un 35% de la población padece de una patología digestiva crónica. En un gran número de estos casos, las personas presentan la barriga hinchada de forma considerable causando molestias e incluso dolor. A nivel médico se conoce esta condición como distensión abdominal, pero, ¿cuáles son sus causantes?

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Pero antes que nada.. ¿Cuáles son las causas de la barriga hinchada?

Entre las principales causas de la barriga hinchada encontramos una gran variedad de factores, incluidas las intolerancias alimentarias y la disinergia abdominofrénica. Estas condiciones pueden causar molestias agudas y afectar nuestra vida diaria, desde cuando comemos fuera de casa algún alimento que no nos sienta bien hasta en cualquier evento social, limitando nuestra calidad de vida. No obstante, un diagnóstico y tratamiento adecuados pueden llegar a controlar y aliviar estos síntomas de forma eficaz, sin embargo, muchos individuos normalizan la sintomatología asociada por desconocimiento a que esa condición puede mejorar.

La barriga hinchada es una afección caracterizada por la hinchazón e inflamación del abdomen debido a un incremento del volumen del estómago y los intestinos. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, molestias, náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y pérdida del apetito. A continuación vamos a detallar sobre algunas de las causas, la disinergia abdominales-frénica y las intolerancias alimentarias:

La disinergia abdomino-frénica es una condición que afecta la coordinación entre los músculos abdominales y el diafragma, lo que lleva a un aumento de la presión abdominal aumentando el volumen del abdomen y también dificultando la respiración. Esta condición puede ser causada por enfermedades neuromusculares, lesiones de la médula espinal o tos crónica. El tratamiento para esta afección a menudo implica controlar la causa subyacente y puede incluir fisioterapia o ejercicios de respiración para mejorar la coordinación entre los músculos abdominales y el diafragma.

Por otro lado, las intolerancias alimentarias también pueden causar la famosa barriga hinchada. Estas condiciones ocurren cuando el cuerpo no puede digerir ciertos nutrientes presentes en grandes cantidades en determinados alimentos, lo que lleva a la acumulación de estos en los intestinos donde la microbiota, los microorganismos de nuestros intestinos, fermentan estos nutrientes produciendo como residuo gas y provocando hinchazón y molestias. Algunas intolerancias alimentarias comunes son: la intolerancia a la lactosa, la intolerancia al sorbitol, la intolerancia a la histamina o la intolerancia a la fructosa. Es posible que tengamos sospechas de que padecemos alguna de ellas y lo hayamos normalizado.

Pero, ¿cómo puedo saber que causa mi intolerancia alimentaria?

Estas intolerancias pueden ser causadas por varios motivos pero uno muy destacable es la genética. En la intolerancia a la lactosa existen variantes genéticas de riesgo que pueden afectar a la producción de lactasa, proteína necesaria para la digestión de la lactosa. Estas variantes de riesgo se sitúan en el gen MCM6 y disminuyen la cantidad de producción de lactosa de forma considerable durante los años mostrando una intolerancia a la lactosa de forma temprana. 

Por otra parte, la intolerancia a la fructosa también está condicionada por variantes genéticas situadas en el gen ALDOB las cuales pueden provocar esa hinchazón y fatiga entre otras características. Otro ejemplo más sería la intolerancia a la histamina, la cual depende de variantes genéticas situadas en el gen AOC1 el cual se conoce como histamina, necesario para la metabolización de este compuesto y evitar su cúmulo, además de toda la sintomatología asociada a su cúmulo como las migrañas, dermatitis y sintomatología gástrica. 

La histamina además es un compuesto muy importante que se encuentra fuertemente relacionado con la inflamación y con el sistema inmune ya que es capaz de regular la respuesta inflamatoria en función de su concentración y la cantidad de histamina presente en el medio.

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¿Cómo podemos prevenir?

En caso de sospechar que existe una intolerancia alimentaria además de la sintomatología asociada, como la barriga hinchada, es importante consultar a un médico o a un dietista para identificar el alimento causante y crear un plan dietético adecuado. El tratamiento para estas afecciones puede incluir medicamentos para reducir la inflamación, el gas o aliviar el dolor, cambios en la dieta, cómo evitar los alimentos que desencadenan los síntomas, o fisioterapia para mejorar la función intestinal.

En conclusión, la barriga hinchada es una condición común que puede causar molestias y afectar nuestra vida diaria. Es importante prestar atención a nuestros síntomas y buscar atención médica si experimentamos síntomas abdominales severos o persistentes. El uso de pruebas genéticas para detectar la presencia de estas condiciones puede facilitar el diagnóstico por parte de los profesionales sanitarios, además, con un diagnóstico y tratamiento adecuados, es posible controlar y aliviar estos síntomas aumentando nuestra calidad de vida.

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