El insomnio y los riesgos que comporta para la salud

El descanso es una de las características más importantes para mantener un buen estado de salud, ya que durante este proceso cambia la secreción de determinadas hormonas permitiendo recuperarnos de los esfuerzos diarios entre otros muchos beneficios. Llegado el verano, debido a las altas temperaturas nocturnas, todos empezamos a presentar dificultades para conciliar el sueño. Esta dificultad la nombramos normalmente cómo “insomnio”, ¿pero es realmente un insomnio de manual?

Para ello hemos de conocer dos de los tipos de insomnio más importantes que existen:

Insomnio agudo: consiste en una dificultad en el descanso con una duración menor a 3 meses y con un número variable de episodios. Existe el riesgo de que llegue a cronificarse, es decir, perdurar en el tiempo.

Insomnio crónico: consiste en presentar un mínimo de 3 episodios semanales de dificultades para conciliar el descanso durante más de 3 meses.

Quizás no todos nos sintamos caracterizados en estas descripciones sobre el insomnio pero entre el 10-15% de la población coincide con estas descripciones presentando este trastorno. Ha llegado a ganar tanto peso que anteriormente era clasificado cómo un síntoma, pero en la nueva edición de la guía más importante de trastornos mentales (DSM-V) ha sido catalogado cómo un trastorno más.

La presencia de insomnio puede incrementar el riesgo de sufrir determinadas patologías cómo las de tipo cardiovascular, en concreto aquellas personas con insomnio crónico pueden presentar entre un 27-45% más de riesgo de tener un infarto de miocardio; también de diabetes tipo 2, de reflujo gastroesofágico, de asma y de trastornos relacionados con la tiroides. En resumen, este descanso es clave para mantener este buen estado de salud tal y cómo hemos indicado al principio. 

¿A quién afecta mayoritariamente el insomnio?

 

A pesar de que el insomnio puede afectar a cualquiera a cualquier edad existen dos poblaciones con mayor riesgo, las mujeres y los ancianos (mayores de 65 años). Además de estas características, existen una serie de factores psicológicos que pueden aumentar de manera notable el riesgo de aparición de este trastorno. Los factores psicológicos más importantes son el estrés en el trabajo, los turnos nocturnos de trabajo, la pérdida de un ser querido, divorcio y el abuso doméstico. Además, existen otros factores más patológicos que también pueden incrementar este riesgo cómo el estrés, la ansiedad, el abuso de sustancia, accidentes en vehículos y posiblemente también las disfunciones del sistema inmune.

No obstante, uno de los factores más importantes por lo que hace al insomnio es nuestra genética, ya que el efecto de esta corresponde a un 40% de su variabilidad, y no solo eso, se ha demostrado incluso en estudios realizados en gemelos (característica importante para estudios de calidad en genética) cómo el realizado por Madrid-Valero, JJ [et. al.] en el cual destacan que existe una gran heredabilidad del insomnio.

Todo lo mencionado anteriormente son condiciones que nos pueden estar afectando ahora mismo perfectamente, es más, incluso podemos llegar a sentirnos identificados con este tema del insomnio. Sin embargo, si queremos ponernos manos a la obra con él y mejorarlo…

¿Qué podemos hacer para mejorar el insomnio?¿por dónde podemos empezar?

insomnio

Tenemos dos vías para mejorar este insomnio:
Terapias no farmacológicas: cómo la higiene del sueño, la restricción del sueño, el control del estímulo, la terapia de relajación y sobre todo, la más recomendada, el tratamiento cognitivo-conductual para el insomnio.

Terapias farmacológicas: relacionadas con moléculas cómo el GABA, la melatonina, la orexina y otras, las cuales pueden ayudar significativamente a mejorar este descanso.

¿Qué tratamiento es mejor para cada caso? 

Esta pregunta solo somos capaces de resolverla de una forma y es conociéndonos mejor que nunca y buscando cuál podría ser el causante del insomnio que nos afecta. ¿Cómo? Pues con estudios capaces de ver tu riesgo genético, si presentas algún marcador relacionado con este trastorno que pueda estar afectándote y sobre todo con la ayuda de un profesional sanitario especializado en valorar y decidir cuál es la mejor estrategia para tu caso.

Referencias bibliográficas

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