Proteínas del Presente y Futuro: Innovación y Sostenibilidad en la Nutrición del 2024

Proteínas Alternativas: Más Allá de la Carne y el Pescado

El interés en proteínas alternativas ha ido en aumento en los últimos años. La tendencia hacia una alimentación más saludable y real, junto con la concienciación, está provocando que los consumidores busquen otras alternativas a las proteínas de origen animal, como carne, pescado y lácteos, cuya producción enfrenta desafíos con la sostenibilidad ambiental, el agotamiento de recursos y las preocupaciones éticas.

Las proteínas alternativas ofrecen una amplia gama de opciones sostenibles y éticas para aquellos que buscan reducir su consumo de productos de origen animal. Desde las proteínas clásicas de legumbres y soja hasta las innovadoras proteínas de origen vegetal marino, como la «super soja marina» descubierta por el chef Ángel León, el abanico de posibilidades es cada vez más amplio. Quédate que te explicamos más.

Proteínas de legumbres y soja

Las legumbres son una excelente fuente de proteínas que han sido utilizadas durante siglos. Se ha documentado su papel en la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles, como por ejemplo su uso en la dieta mediterránea, la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), dietas de bajo índice glucémico y dietas ricas en fibra.

El perfil nutricional de las legumbres varía entre las diferentes categorías. Se caracterizan por tener una baja densidad energética, un índice glucémico bajo y un alto contenido de fibra y proteínas. También son ricas en grasas saludables, como ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), y esteroles vegetales, vitaminas y minerales.

Entre las legumbres, la soja en particular destaca por proveer de los aminoácidos esenciales (AAE) en proporciones adecuadas para cubrir las necesidades del cuerpo humano. Es comparable a las fuentes tradicionales de proteínas animales como los lácteos, los huevos y la carne.

Además, las leguminosas pueden cultivarse en una variedad de climas y tipos de suelo, requiriendo menos agua y fertilizantes que otros cultivos debido a su capacidad para capturar nitrógeno atmosférico, lo que las convierte en una opción sostenible para los agricultores.

Proteínas de hongos

Las micoproteínas son una valiosa fuente de biomasa fúngica con un alto contenido de proteínas y bajo contenido de grasas. Un ejemplo destacado es el hongo comestible Chroogomphus rutilus, reconocido por sus efectos antioxidantes, antitumorales, inmunomoduladores y protectores gástricos, entre otros. A pesar de que C. rutilus es rico en vitamina C y vitamina E, así como rico en oligoelementos como zinc, calcio y hierro, la investigación sobre él se limita actualmente a niveles celulares y animales, y se necesitan más ensayos clínicos para proporcionar apoyo teórico para un mayor desarrollo.

Sin embargo, es importante ejercer precaución, ya que estudios vinculados a la marca Quorn han señalado que las micoproteínas pueden desencadenar reacciones alérgicas graves, como urticaria y anafilaxia, así como problemas gastrointestinales.

Proteínas de algas marinas

Las algas marinas presentan una solución prometedora debido a su alto contenido en proteínas y su mínimo impacto ambiental. Son ricas en antioxidantes, vitaminas, minerales, y su contenido en proteína, en aminoácidos esenciales, puede variar oscilando entre 10-30% de su peso seco. La incorporación de algas marinas a la dieta puede contribuir a satisfacer las necesidades diarias de proteínas y al mismo tiempo ofrecer otros beneficios para la salud asociados con su contenido de nutrientes.

Una de las algas mas conocidas es la Espirulina, Arthrospira platensis, considerada como “superalimento” y utilizada como nutracéutico debido a su valor nutricional, falta de toxicidad y efectos terapéuticos, siendo clasificada como segura por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Contiene entre 60-70% de proteínas en peso seco, así como ácidos grasos esenciales (DHA, EPA, AA, PUFA), vitaminas (vitamina B12), minerales (potasio, magnesio, zinc, hierro, selenio) y fitoquímicos como carotenos, clorofila y ficocianina.

Estudios científicos concluyen que la espirulina es una poderosa herramienta terapéutica para el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y puede ser beneficiosa para personas con hipertensión, diabetes e hiperlipidemia (Figura 1). A pesar de su destacado potencial, se necesitan futuras investigaciones que prueben sus efectos terapéuticos en una gran población.

Entre otros tipos de algas que se están investigando para el consumo se encuentran la alga roja, Porphyra umbilicalis, rica en vitamina B12 ideal, en personas con alimentación vegana o vegetariana. La alga verde, Ulva difficile, es rica en leucina, fenilalanina y valina, principales aminoácidos esenciales, con niveles de histidina similares a los encontrados en legumbres y huevos. La alga roja, Gracilaria gracilis, por su parte, tiene un contenido de fibra dietética que varía del 23,5% al 64% en peso seco, superando los valores de la mayoría de las frutas y verduras.

Además, según indican estudios, el cultivo de algas no solo es beneficioso para el consumo humano, sino que también puede ayudar a secuestrar dióxido de carbono y mitigar la acidificación de los océanos, mejorando aún más sus beneficios ambientales.